“Tiempo en línea”, de Rafael Munita, reúne una selección de grabados realizados por el artista en los últimos 40 años. Las estampas en litografía, metal y linografía dan cuenta de un oficio impecable, tanto en la elaboración de las matrices como en su impresión. El conjunto da cuenta de un artista que explora de manera constante el rostro y su profunda expresividad. Así, Munita despliega un particular claroscuro, que otorga luminosidad de penumbra a atmósferas y personajes de la muestra. El montaje complementa la disposición tradicional de la obra enmarcada con mesas de grabado, matrices y un conjunto de estampas adheridas directamente al muro, estrategias visuales que se agradecen, pues forman parte de las convenciones del mundo del grabado.
Las litografías destacan por el uso fluido de la mancha, con soluciones rotundas y de intensa sugerencia visual. Tanto en el fondo como en la figura, el gesto gráfico resulta dinámico y preciso, logrando composiciones de alta síntesis visual. En “Mancha originaria II” y la serie “La Divina Comedia”, Munita experimenta con texturas y accidentes visuales, generando atmósferas telúricas, de desolación y extrañeza. Luego, en este paisaje de lo aleatorio, el artista aborda una y otra vez el rostro, aquel territorio primordial del arte. En grabados como “Erosionados”, “El consejo” y “Los coristas”, la imagen cristaliza en personajes aislados o en parejas, de caras dislocadas y expresiones deformes y espectrales. Habitantes de recovecos y sótanos mentales, parecieran mirarnos desde un álbum familiar que se desdibuja, conminándonos a enfrentar un recuerdo ominoso y vital. Identidad y recuerdo se tornan objeto de duda, manipulación y control, tal como pareciera atestiguar sus grabados “Los Sapos” y “Recuerdo Espectral”. Esta perspectiva se matiza con fisonomías de sereno resplandor, como el aguafuerte “Le Inspiró en el Rostro Aliento de Vida”, cuya pétrea espiritualidad surge de una iluminación y juego de líneas de fuerte verticalidad.
“Tiempo en línea” escudriña un abismo, en cuyo fondo aparece la fisonomía fracturada del alma contemporánea. Este campo de batalla del arte remite a un vacío, un sinsentido fundacional, prefigurado en el romanticismo de Goya y ese radical grabado titulado “Nada. Ello dirá”, en el desierto de los significados de Kafka, y por “Gotta Light?”, esa joya audiovisual de David Lynch. Munita es, al decir de Roberto Bolaño, “capaz de bailar la conga mientras el abismo le devuelve la mirada”.
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Exposición: Tiempo en línea
Artista: Rafael Munita