La historia del Taller 99 se origina en el encuentro de dos personalidades del arte; William Hayter y Nemesio Antúnez. El primero, reconocido innovador en las técnicas del grabado de creación y formulador de un estilo de taller colectivo de trabajo colaborativo. El segundo, relevante artista nacional de entusiasta y generosa vocación que introdujo una moderna vivencia del arte y adaptó el espíritu del Atelier 17 a Chile. Este encuentro se produce el año 1947 en Nueva York y se extenderá hasta 1952 en París.
La extraordinaria experiencia de creación colaborativa vivenciada por Nemesio en el Atelier 17, sumada a su constructiva personalidad, estimulan su imaginación en función a transmitir los conocimientos y la orientación de trabajo a los artistas y jóvenes talentos en Chile.
Esta ilusión se materializa en 1956 cuando instala un taller de grabado en su casa de Guardia Vieja Nº 99 e invita a un grupo de jóvenes artistas, interesados en las nuevas propuestas del grabado que entregaba Nemesio Antúnez. De esta manera nace el Taller 99 y comienza a estimular la actividad artística a través de exposiciones y contacto con la gente.
El grabado se da a conocer y enriquece el ambiente cultural chileno.
Durante su existencia, el Taller 99 realiza variadas migraciones que presentamos a través de las palabras de Nemesio Antúnez y extractos de textos escritos en torno a estas transiciones evolutivas.
En el libro de Patricia Verdugo “Conversaciones con Nemesio Antúnez” el artista recuerda: “Llegué al taller de Bill Hayter, un inglés de rasgos afilados y un acento muy british, que en París había fundado el Atelier 17 en la calle Campagne Premier. El creó el grabado moderno con las técnicas antiguas, renovadas y adaptadas a las nuevas necesidades que imponen las nuevas formas. Les dio a los cubistas y a los surrealistas de los años 30 la posibilidad de expresarse en el secular oficio del grabado. Se lo quitó a los copiadores y se lo dio a los creadores”. … “Luego – escapando de la Segunda Guerra – Hayter fue a Nueva York donde fundó el Atelier Seventeen. Su idea era ofrecer la técnica del grabado a artistas ya formados, con imágenes y estilos propios. Él sugería la técnica adecuada de acuerdo al carácter de la obra y a la personalidad del artista”… “Trabajé y trabajé con mucha pasión, hasta que dejé de ir por falta de plata para pagar la cuota mensual. Hayter era un hombre de corazón grande y cuando lo supo, vino a mi departamento y me dijo: “No seas estúpido, ven al taller mañana, tú no pagas”. Y remató su frase con un palmetazo en la espalda”. …
En 1953, diez años después de su partida decide el regreso a Chile. Patricia Verdugo, en el libro ya citado, relata: “Y en ese retorno a la patria, buena parte de su equipaje lo ocupó una vieja prensa francesa. … Conocía su país lo bastante como para saber que – rivalidades y temores mediante -, no se le facilitaría la posibilidad de enseñar el oficio del grabado en una aula universitaria. Lo intentó por varios meses. Y entre quedarse inmóvil, lamentando la idiosincrasia y actuar con independencia y rebeldía, Nemesio optó por lo segundo. Así nació, en 1956, el Taller destinado a artistas formados.”
“La dimensión que cobraba el Taller y un ofrecimiento que realiza la Universidad Católica de Chile (que proyectaba la formación de un Departamento de Arte), de albergarlo en dependencias del cuarto piso de la Casa Central, de calle Alameda, condiciona su traslado a ese lugar el que se materializó a mediados de 1958. El papel que el taller estaba llamado a tener en el panorama cultural se afianza en este período. Ya en 1956 una exposición había reunido a 14 artistas. Ahora en 1958, y nuevamente en las salas del Ministerio de Educación, exponen 25 grabadores”…
“Con el traslado ya descrito, primero a la Casa Central de la Universidad Católica y posteriormente en 1962, al Campus El Comendador de la misma, la labor docente de Antúnez fue delegada progresivamente a los miembros fundadores. … Alumnos del Departamento de Arte recibían docencia en grabado a través de miembros del Taller, lo que condicionó la creación de la Cátedra de Grabado en 1959. Nemesio Antúnez fue el primer profesor titular, Dinora la primera profesora auxiliar, tomando el cargo de Nemesio, en 1962.”
Dice Nemesio en su Carta sobre el Grabado, “Por varias razones, una de ellas es que el Taller pasó a ser el centro, el corazón de la nueva Escuela de Arte de la UC, sus miembros pasaron a enseñar en la Escuela, el Taller se inmoló como tal, pero dio vida a una muy importante institución artística.”
Patricia Verdugo continúa: “Circunstancias políticas que condicionan la realidad del país no podían ser ajenas a los artistas de este grupo. Con la intervención militar de 1973 algunos de los miembros del Taller se exilian en distintos países. Nemesio Antúnez renuncia a la Dirección del Museo en 1974, viaja a Europa y regresa al país 11 años más tarde”.
“Nemesio Antúnez regresa a Chile después de su largo exilio en 1985 y su gestión genera un reordenamiento del Taller 99 que se establece en parte de las instalaciones de un centro de arte, la Casa Larga, creado poco antes por Carmen Waugh. Artistas jóvenes se unen y algunos de los antiguos miembros aportan su presencia”.
… El espíritu que transmitió en su momento Hayter al entonces joven grabador vuelve a ser determinante. Allí todo el mundo colabora en arreglar o generar paredes, colocar entrepisos, tendederos de hojas impresas; en síntesis, a hacer, dentro de ese concepto colectivo que siempre imperó alrededor de las manifestaciones de vida del Taller.
“En 1990 Antúnez adquiere un inmueble en la calle Melchor Concha, siempre en el mismo barrio Bellavista y las tareas de acondicionamiento comienzan otra vez con la participación de todos, miembros que pertenecieran al grupo fundador de la calle Guardia Vieja y jóvenes recién llegados, todos, todos, juntos”.
“Y luego, con el nombramiento de Antúnez como Director del Museo Nacional de Bellas Artes, una vez más la naturaleza del grupo suple la presencia del líder. Finalmente, en busca de un sentido de la permanencia a este esfuerzo, en 1994 se transforma en una Corporación Cultural sin fines de lucro. Nemesio ya ha fallecido, el 19 de mayo de 1993.
Selección autorizada por los autores del libro “Taller 99 / 50 Años. Grabado”
Si pensamos que la vida de un cuerpo implica su constante cambio y, entendemos que el proyecto Taller 99, imaginado por Nemesio Antúnez en 1956, responde a una estructura de organismo vivo, entonces podemos decir que nos encontramos frente a la historia de un cuerpo que refleja la vivencia de un importante período de la cultura nacional. Como todo ente vivo el Taller 99 ha pasado por diferentes períodos, incluso por un largo sueño de 21 años, y ha reaccionado a las circunstancias de los tiempos al punto de resucitar y convertirse en persona jurídica.
En la actualidad el Taller 99 está viviendo la quinta migración y desde febrero de 2011 funciona en la calle Zañartu 1016, comuna de Providencia. Continuando con el objetivo original, este cambio ha enriquecido los espacios de trabajo y, al disponer de una sala de exposiciones, ha favorecido la difusión y la retroalimentación en los asuntos del grabado.
Los innumerables miembros que han dado vida al Taller se han encargado de transmitir la orientación original a las siguientes generaciones; este no es el Taller 98 ni el Taller 100, es el Taller 99. Esto implica que sus participantes recogen y hacen suya la invitación de Nemesio Antúnez en relación a instalar en Chile un espacio para el Grabado, abierto a los artistas y a cualquier persona interesada que tenga alguna necesidad en torno al Grabado. La modalidad de Taller colectivo, donde se comparte generosamente los conocimientos y los materiales, se estableció como estatuto de conducta en el interés de construir un adecuado espacio de confiabilidad para favorecer el exigente ejercicio de búsqueda y creación que ahí se desarrolla.
Entendemos que los actuales miembros del Taller somos un relevo en este gran proyecto vivo de creación en grabado.
Taller 99
2018